jueves, 18 de diciembre de 2008

ÚLTIMA 2008 (registro en fotos)


Maria. Lavapies.

Edu y Gui.

Barb, Lau y Agus.

Ceci, Edu y Agus en camerinos.

Lau, Anita y Lucas.

Cena.Festejo.

Finale.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Para no extrañar

Viernes 12, última.
Nos proveemos y les proveemos imágenes sustititutas para viernes sin Calor.





miércoles, 26 de noviembre de 2008

ÚLTIMAS TRES

Regresamos en marzo. Esquivamos el verano en Buenos Aires.


Él-"Hoy la gente estaba toda transpirada".
Ana-Qué asco.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Silvia Sánchez- Mundo Teatral

En El calor del cuerpo, pieza de Agustina Muñoz que tiene lugar en el Camarín de las musas, la mirada el espectador ha de toparse con una avalancha de imágenes-tiempo: esas imágenes deleuzeanas que definían lo contrario a la imagen devenida acción.

Tres personajes tirados en la arena de una playa, dejan transcurrir el tiempo sin que casi nada pase: a lo sumo pelan una fruta, a lo sumo cambian de posición. Toda la pieza de Muñoz se mueve en ese registro de quietud en el que la ausencia de acción pone en primer plano al tiempo. No solo al tiempo que transcurre a nivel de la historia sino al tiempo en todas sus dimensiones: al tiempo banal, al tiempo trascendental, al que pasó y al que ha de venir.

Un cuarto personaje, mayor en edad que los otros, viene a romper la letanía en la que los tres jóvenes están envueltos. Otra vez el tiempo, ahora generacional,
delatando la mirada de mundo de esta directora que pone la quietud, la inacción y cierto aire desinteresado del lado de los más jóvenes. Solo el viejo puede accionar, configurando una pintura generacional bastante clara y por suerte, parcial.

Contrastando con la vaguedad de los tres personajes, la instalación escenográfica de Manuel Ameztoy y la iluminación de Leo D´Aiuto, imprimen fuerza, color y energía; configurando un paisaje festivo que se aleja de los cuerpos desvastados de los actores. En tal sentido, son buenos los trabajos actorales cuya misión parece ser “estar” más que actuar.

El calor del cuerpo puede gustar o no, lo que seguro no puede suceder es que genere indiferencia. Poner en escena cierto abatimiento generacional, es toda una declaración de principios. Habrá que ver si uno hace algo con eso o, como sus personajes, deja que otros hagan.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Critica Teatral (Gabriel Peralta)

En la obra El calor del cuerpo, con dramaturgia y dirección de Agustina Muñoz, se pude percibir una cadencia que rememora al teatro “chejoviano”.
Porque es en ese aparente no suceder, y en su aletargamiento de las acciones y las palabras, en donde subyace un torrente de conflictos, que no necesitan ni siquiera su enunciación para que se perciban. Los temas fútiles, los deseos apenas sugeridos, las palabras para encubrir y descubrir sentimientos, son piezas de un rompecabezas articuladas estupendamente por Muñoz, para crear un cuadro de una fina sensibilidad.
Colaboran para crear este estado, las muy buenas actuaciones de Cecilia Rainero, María Villar, Eduardo Iacono y Lucas Ferraro, en un registro de actuación, arriesgado, casi minimalista, que es sostenido a lo largo de toda la obra, sin que en ningún momento decaiga su intensidad. Es de destacar el momento del baile entre Rainero y Iacono, que reúne en si mismo múltiples sensaciones.
La instalación escenográfica de Manuel Ameztoy es maravillosa, ya que coloca la obra en un plano irreal, pero con una fuertísima pertenencia.
El muy bueno (y sofocante) diseño de luces de Leo D´Aiuto es factor determinante en el clima de la obra.
El vestuario de Flavio López Foco se entrelaza armónicamente con el espacio y las luces.
El amor, el desamor, la fragilidad de las relaciones, son algunos de los temas que sin nombrarlos, pasan por El calor del cuerpo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Bazar Americano

“Volver siete veces al conflicto”

por Andrés Gallina

¿Cómo pasar de la voz escrita a los cuerpos? ¿Cómo activar desde la escritura la potencia de las cosas? El lector de textos dramáticos asiste a un acto incompleto y lo redefine a su modo: insiste en encontrar los signos que exceden al texto. El riesgo parece estar ahí: negado el acontecimiento teatral, el aura, el lector juega a rehacer la experiencia perdida.
La antología Dramaturgias, prologada por Mariana Obersztern, reúne siete piezas escritas por siete mujeres. Siete piezas singulares, que pueden dialogar entre sí, pero que juegan un juego propio, con sus propias reglas. Hay algo, sin embargo, que parece hacer posible la convivencia: frente a un teatro despojado, que se saca de encima el relato, estos textos recuperan la anécdota, el argumento, el contenido como forma.

(...)

Raquel y Ana en una isla semi desierta hablan, al mismo tiempo, del amor y de un protector de mosquitos, del amor y de una lluvia que se moje todo. En El calor del cuerpo, de Agustina Muñoz, el lector asiste al tedio: cuatro personajes bajo el sol, esperando que llueva. La acción aparece en el deseo: poder recordar un sueño, cantar o bailar una canción entera, vender naranjas o collares de coco, subir a un barco que se trague el mar; lo efectivo, lo que sucede, entonces, es la espera. Con una técnica trabajada en el corte, lo teatral surge acá más bien como una forma de suspender la acción y de activar el relato. O como si la acción estuviera en el cuerpo o en lo que siente el cuerpo, mientras tanto.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Cuando el gato no está...



los ratones dicen que fue una función hermosa, con blooper incluído (gran rescate Luqui!). el calor se sintió en toda la sala, y no por cuestiones climáticas.
bailemos los ratones al son del vallenato.

El calor porteño

sábado, 25 de octubre de 2008

Sol Echevarría para No Retornable

Tras haber mordido la fruta prohibida, sucumbiendo a la tentación de prolongar su estadía en una isla tropical, los personajes sufren la expulsión del paraíso. Sus cuerpos derrumbados por el calor callan más de lo que hablan mientras comen frutas y toman sol. Se trata de cuatro personajes que no tienen en común más que el hecho de haber decidido quedarse en ese lugar repleto de turistas que vienen y van. La obra pone en escena a través de los personajes un movimiento cíclico (congelado por la repetición), una caída.

A la excelente escenografía se le suma una iluminación dorada que contribuye a lograr un clima tan caluroso que, combinado con la actitud corporal de los personajes, resulta aplastante. Ana y Raquel son las protagonistas femeninas que exhiben una neurosis de relaciones frustradas recubierta por teorías poco redentoras respecto de la naturaleza humana en general, permaneciendo estancadas en su resentimiento. Uno de los personajes masculinos es un anónimo, “él”, cuya psicología interna está menos desarrollada y es el que aliviana un poco la tensión de ese universo trágico. El único que propone una salida, quizás la muerte, es “el viejo”, quien logra enamorarse pero decide huir de su posible felicidad. Dejados al descubierto por las mallas, los cuerpos erotizados, miradas y roces circulan en las distintas escenas. Sin embargo, es un deseo que no será satisfecho sino siempre postergado, como una promesa que jamás se concretará.

A pesar de las continuas alusiones enigmáticas, ninguno de ellos se refiere a su historia: parecieran no tener un pasado (no se sabe bien de dónde vienen, cómo terminaron en la situación en la que se encuentran), pero tampoco un futuro, como si su vida entera girase en torno de la isla y no hubiese nada antes ni después de ella. De hecho, todas las palabras aparecen referidas al mundo tropical, como si el entorno definiera el único tópico posible de conversación. Se habla de frutas, collares de coco, barcos, escamas de pez, muelle, mosquitos y potes de plástico, entre otras cosas.

Sus recuerdos se desdibujan entre el ir y venir de las olas, en un tiempo muerto que cae lentamente, como un reloj de arena. Sumergidos en esa temporalidad detenida, a medida que la obra avanza los personajes parecen estar más cerca del piso, hasta que de pronto la obra se interrumpe. Proponer un final marcado implicaría, de algún modo, plantear una salida, pero los personajes quedan atrapados en una cotidianidad que se repite hasta el cansancio, siempre al borde del derrumbe. Se genera una contradicción permanente entre una sensación de estancamiento y de movimiento a la vez, porque si todo está quieto ¿cómo es posible que esté, al mismo tiempo, cayendo? Sin embargo, sucede. En su descenso, los personajes sudan, sienten el calor de su cuerpo.

"Es como si una capa hermética hubiera protegido a los personajes de pasados que desconoceremos, pero cuyas consecuencias nos permiten ver cuerpos que sienten sin límite pero no tienen modo de expresarse, de confesarse. Esto queda de relieve en una geografía tropical de supuesto goce, liviandad y esparcimiento, lugar donde el cuerpo se exhibe y se disfruta. Sin embargo ninguno de ellos parece ser capaz de entregarse a este calor que palpita, se mueve, asoma pero nunca estalla." comentó al respecto de su obra Agustina Muñoz. Ante la asfixia que les impide cualquier escapatoria, estos personajes caídos terminan por resignarse. Pese a adoptar una actitud pasiva, manifiestan su insatisfacción con respecto a la situación en la que viven: a menudo se quejan y planean hacer algo pero fracasan en la concreción. Tal vez el elemento más perturbador es que perciben que están cayendo pero no saben qué hacer al respecto. De esta forma, se desmoronan no por voluntad propia sino porque no encuentran de qué agarrarse.

El calor del cuerpo forma parte de la antología Dramaturgias, editada por la Editorial Entropía, junto con textos de otras diez autoras de las nueva dramaturgia femenina como Mariana Chaud, Lola Arias, Agustina Gatto y Romina Paula entre otras.

sábado, 18 de octubre de 2008

culturAR.com- Hablemos de amor

Del frío desgarrador de Alaska al calor sofocante del trópico, Agustina Muñoz estrenó una nueva pieza: El calor del cuerpo, en la que los personajes, ahora también masculinos, hablan de amor.

La primera obra con la que Agustina Muñoz se dio a conocer el mundo transcurría en el polo. Por Las mujeres entre los hielos, esta joven autora y directora recibió, a los 21 años, el primer Premio Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional del Teatro. Dos años transcurrieron desde entonces y miles de kilómetros entre el escenario que eligió para aquella pieza y la que acaba de estrenar: El calor del cuerpo.
Dos mujeres descansan al sol y en tono monocorde, como el que caracteriza las conversaciones al ritmo de las olas y el intento por lograr un bronceado, comienzan a hablar de amor. Entre reflexiones profundas y triviales transcurre esta escena bien recreada.
En Las mujeres entre los hielos, los personajes miraban al horizonte y recordaban antiguos amores y frustraciones. Una playa tropical, visitada por miles de personas, es también un lugar desolado para los protagonistas (Cecilia Rainero y María Villar) de El calor…, signado por las relaciones efímeras, como el breve paso de los turistas. Pero Muñoz incorporó esta vez a dos personajes masculinos que prestan su voz y también hablan, a su modo, de sus sentimientos. La psicología de ambos sexos, con sus clichés y ocurrencias, se plasma en estas criaturas con las que los espectadores se sienten identificados.
Las sensaciones, el color, el gusto y aroma de las frutas, la música, y las caricias, parecen despertar por momentos a los personajes de aquel sopor al que se han confinado.
Lucas Ferraro y Eduardo Iacono completan el elenco y el artista plástico Manuel Ameztoy creó esta atmósfera por donde transitan fantasmas del pasado e ilusiones de un futuro de a dos.

jueves, 16 de octubre de 2008

leedor.com

Pies descalzos, torsos desnudos, jugo de naranjas y trozos de bananas. Silencios que ofrecen sombra al calor de un sol abrasador, palabras que iluminan la música del devenir. Marimbas, olas y colores. Roces de cuerpos jóvenes y viejos. Delicadas observaciones, todas subrayadas por Agustina Muñoz, una joven y prometedora directora.

En El calor del cuerpo, la sutileza avanza en medio de una escenografía colorida, intensa y veraniega que transpola los sentidos hacia una playa donde habitan el relajo físico y la tensión sensual.

Ahí están: dos mujeres jóvenes tendidas en una playa, rodeadas de frutas, bajo cortinas traslúcidas de colores y frente a un inmenso mar; hablan de ideas languidecidas por el calor de un verano intenso y repentinamente lúcidas gracias a la luz del ocio playero.

Son sus charlas pausadas, flexiones corporales y reflexiones intelectuales las que inducen desde el principio, un aire de suspensión que detiene cualquier pensamiento preso de la velocidad. Por el planteo escenográfico, el lugar de la playa le corresponde a los actores y el de los espectadores, el del mar. Y cada vez que desde escena alguien pierde su mirada en el horizonte, la sumerge en el mar de espectadores que, llevados por la trama e inducidos por su ubicación, podrán sentirse sobre una especie de balsa en la que distenderse, extender sus ideas y dejarse navegar en un mar sereno que sugiere la mirada de aquellas plácidas jóvenes.

La composición es visual y dramáticamente atractiva e innovadora. Una escenografía imperdible, recrea un clima tropical que desnuda a los actores hasta mostrarlos en su faceta más carnal. Palmar –obra del artista plástico Manuel Ameztoy- cuelga desde del techo del escenario. Se trata de una escultura flexible y fluorescente que forma cortinas de tiritas que remiten a ramas de palmeras tropicales y coloridos pájaros entonando los más vivaces piares.

Sobre la arena, las mujeres aligeran su ropa para aliviar el calor. Un calor corporal que pasa desapercibido al encontrarse inmerso en un clima tropical. Y así como pasa desapercibido su propio calor, ellas hablan como si estuvieran pensando en la nada y mientras piensan en nada, parece que nada sucede, pero -sutilmente con ideas breves y pensamientos sencillos, esos que son los más difíciles de elaborar- sucede todo. La atractiva presencia masculina, -joven y mayor- despierta en ellas un juego de seducciones y planteos que en su tiempo lleno, forma parte de sus aletargadas conversaciones.

Sólo entre líneas, como entre las esterillas de una sombrilla, se filtrarán las verdaderas fuentes de calor, los verdaderos motivos de placer y la verdadera esencia de sus deseos. Lejos de la frialdad, sólo al calor de los cuerpos, se encontrará la comodidad para desnudar la más simple naturaleza y en medio de toda aquella cálida naturaleza tropical, el desafío será encontrarla.

Victoria López Zanuso

martes, 14 de octubre de 2008

Vuenosairez.com ´Una imagen visual impactante de una potencia enceguecedora. ´

..´Parecemos escuchar el sonido del mar en los sonidos silenciosos que emiten con su mirada al horizonte, ellos, hombres y mujeres calientes, cuerpos bellos y sexuales, cortan frutas y se frotan cremas, sin un punto de conflictos mas que la intención inconsciente de gustar y ser degustados.

Bellísimos relatos escapan de los labios de Raquel (Maria Villar) perfumando de vibraciones la escena.

Un viejo, (Eduardo Iacono) símbolo de libertad y desapego, es el comentario de sus charlas hasta que aparece y revoluciona sus espíritus con su actitud juvenil, seduciendo y atrapando las sonrisas con su estilo.

Y todo pasa y vuelve a suceder, hasta que la tarde cae.

El Calor del Cuerpo es una obra de arte que apunta a las carencias de afecto, la juventud eterna de los veranos y el sin razón de la vida en la arena.

Hay una apoyatura elemental como marco escenográfico, el artista plástico Manuel Ameztoy(Galería Braga Menéndez) produjo a pedido de Agustina Muñoz la instalación Palmar, recreación de una geografía tropical que delimita un espacio que enmarca los cuerpos sin nunca llegar a contenerlos. Una fuerza cromática que impacta y profundiza un ambiente banal y erótico. Una acertada idea de una dirección estupenda conjugando el arte visual con una dirección de actores ajustada y contundente puesta en escena .
El diseño de luces de Leo D`Aiuto es lo mas significativo e interesante de la obra pues logra recrear el espacio tiempo – lugar, de una manera muy real e intensa.
Una interpretación sobresaliente de Lucas Ferraro que con un ritmo orgánico y a la vez marca tiempos en sus contra sentidos e impone un juego que distrae e hipnotiza.
Cecilia Rainero, una princesa hermosa y trágica que con sus dislates y una acida ironía instala el desencuentro en el amor.
Porque el cuerpo es, es y es y no tiene lugar donde esconderse... por eso se expone como un instrumento vivo, latente, una cobertura de la libido que esta punto de estallar.
A no perderse esta, es ineludible.´

miércoles, 8 de octubre de 2008

Diego Braude (imaginación atrapada)

"Una playa en algún lugar. Una escenografia que chorrea desde el techo un destellar que los personajes no tienen. Una luminosidad exaltante, un colorido fluorescente que allí queda, en las alturas. Ellos yacen en la arena. Sus movimientos no son muchos, tanto es así, que registramos cada uno de ellos. Nada parece escaparse a la mirada del espectador.

Son dos hombres y dos mujeres. Calor sofocante, que tira para abajo. Ninguno realmente disfruta dónde están. ¿Por qué están ahí, entonces? Son irónicos, sarcásticos, cobardes o temerosos. Pasan el tiempo. El tiempo se les pasa. Las palabras se vuelven un gesto mínimo. El gesto mismo se vuelve ausente.

No hay acción alguna, nada que el cuerpo procese y escupa hacia afuera. Existe un deseo latente que vive bajo esos cuerpos, que por momentos asoma pero que nunca se hace cuerpo, que siempre está ahí a punto de… Las palabras llenan el tiempo, lo colorean, lo vuelven más amable. Pero no hacen avanzar la acción, porque no arriesgan, sólo cuentan. Bellas palabras provenientes de un cuerpo que calla, que en ocasiones quiere gritar, pero que, al final, siempre se resigna a su mismo destino plagado de encierro y silencio."

domingo, 28 de septiembre de 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

Otras letras (y otros mares)



"(...)canta historias de marinos que desean sólo lo desconocido, pero mueren de saudade por la casa de la orilla en donde todo se sabía. Mujeres cuya vida es sólo pérdidas y sin embargo, van tejiendo tantas redes como para apresar el mundo. Poetas que maldicen el dolor, como quien maldice el fuego humoso de una hoguera, sólo para acogerlo; o cantan de felicidad apenas para unirla, en armonía, a la desdicha.(...)
Leopoldo Brizuela

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Todavía hay más

¨Yazgo en una isla y duermo lejos de la felicidad.
Las nieblas se levantan y huyen y los vientos cambian,
sueño inquietos ensueños de guerra y grandes festines,
y que mi amado otea desde un barco
el vuelo de las golondrinas sin sentir ningún anhelo.
En su interior hay algo que pesa y no puede moverse,
y él ve su barco deslizarse hacia el reacio futuro,
la quilla cortante hiende el hostil destino,
alas le llevan a la tierra donde es inútil cuanto haga,
a la tierra de los días vanos y hueros, lejísimos del
destino.....¨

Sueños inquietos, Edith Södergran

martes, 16 de septiembre de 2008

Todos nosotros (después de la primera función)

De izquierda a derecha
Arriba:Guido, Agustina,María,Cecilia,Lucas,Leo,Eduardo
Abajo:Manuel,Bárbara,Laura
(falta Flavia, la vestuarista, que en este preciso momento está caminando por Nueva York)

sábado, 13 de septiembre de 2008

SMS 13/09 22:10

Julio de El Camarín manda


El día después

14:00 pm despierta Laura
14:50 pm despierta Agustina
17:00 pm despierta Bárbara

Ya estamos.
¡Viva!
¡Bravo!
Ah, qué alegría.

Fiesta estreno (detalles)



viernes, 12 de septiembre de 2008

jueves, 11 de septiembre de 2008

A un día


Mañana lluviosa del jueves. Agus y Barb pasean por el once en busca de las últimas cositas, de paso se distraen, charlan de cualquier cosa menos de la obra. En la esquina se encuentran con Laura que acaba de llamar y está a unas cuadras.
El equipo de dirección ha descubierto que el once es un muy buen lugar para sentirse bien con uno mismo. (no es que lo estemos necesitando...)

martes, 9 de septiembre de 2008

Martes, miércoles, jueves

16.50 hs- Laura, Manuel y Agustina meriendan en lo de Agustina: mate, galletitas dulces, seven up. Hablan del amor, de las mujeres grandes, de los matrimonios, de los hermanos, de los padres y de lo raro que salió el último ensayo.
18.10 hs- Manuel se va. Laura y Agustina bajan a comprar galletitas saladas y queso Filadelfia light. Siguen hablando de todo lo que hablaban antes. Laura le dice a Agustina que está insoportable.
19.15 hs- LLama Guido, bajan las dos y caminan 3 cuadras hasta su casa. En el trayecto compran: cofler de coco (x2) y block tamaño gigante. A la casa de Guido no llega ni un mísero pedazo de almendra. Hablan con Guido de Federer, de fotografía, de histeria femenina y masculina. Laura le dice a Guido que Agustina esta insoportable.
20.20 hs- Guido se tiene que ir. Laura y Agustina vuelven a Billinghurst. Pasan por el chino y compran: choclo cremoso , rapiditas, fideos de tres colores. Cocinan, comen de nuevo.
21.00 hs- Laura llega a su casa: cheescake.

Faltan tres días para estrenar.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Una cosa más...

A plena luz del día o al amparo de la noche
unen en parejas, triángulos y círculos.
Aquí cualquiera puede ser el sexo y la edad de los que juegan.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.

Wislawa Szymborska

domingo, 7 de septiembre de 2008

¡Bienvenidos!



Agradecemos a El Rincón Orgánico el apoyo brindado a El Calor del Cuerpo.

Y agregamos información:

El Rincón Orgánico es el primer comercio especializado en alimentos ecológicos de Argentina y Latinoamérica, con atención y asesoramiento personalizado a sus clientes y consumidores.

Delivery-Catering-Entrega a domicilio-Exportación.

www.elrinconorganico.com.ar
Telefono 4777-5082
Gurruchaga 1001
¡Acérquense o llamen! ¡Es buen momento para la buena vida!

4 DÍAS PARA EL ESTRENO

martes, 2 de septiembre de 2008

lunes, 1 de septiembre de 2008

FLYERRRRRRRRRRR



¿Qué tal?
El equipo está dividido. No por la belleza del objeto en sí sino porque entre tanta cosa, creen que es ¿demasiado?

miércoles, 27 de agosto de 2008

Cosas

Cosas que se nombran en la obra: collares de coco, trenzas, barcos, escamas de pez, libro de cuentos cortos, café, botellita de coca-cola, boca, bolsito, pezón, turismo mundial, caderas, muelle, piel, mosquitos, cerveza, luz de heladera, camisolín de seda blanca, cinturón, abdomen, potes de plástico.

¡ÚSELAS COMO QUIERA Y ESCRIBA SU PROPIO CALOR DEL CUERPO!

Resto

Aún tenemos necesidades insatisfechas:

-Flyer en la cabeza, aún no en mano (ni siquiera ha entrado a imprenta).
-Sin ver, aún, el dinero de los subsidios (nos financian nuestros ahorros).
-Sin recibir, aún, la ayuda de alguna frutería, mercadito, repartidor o casa de licuados (ni siquiera responden nuestros mails).
-Sin el sonido del mar (sólo es cuestión de un poco de tiempo para grabar un cd, ésto es una necesidad pero no nos preocupa en absoluto).
-Nos falta el pantalón del viejo, el enterito de Ana, el top de Raquel y el shortcito de Él (culpa de la costurera que lleva diez días de retraso).
-Los actores no han ensayado nunca con escenografía(esto se soluciona este viernes, a exactos 15 días del estreno, esperamos no encontrar adversidad alguna).

Creemos que eso es todo. Sin contar, claro, las necesidades propias de cada uno de nosotros.

EL CALOR DEL CUERPO (N.Y)

EL CALOR DEL CUERPO (PARÍS)

sábado, 23 de agosto de 2008

Montaje - Primer día

Playa va.
Seis horas de escalera y taladro.
Una docena de empanadas.
Sprite, agua mineral, lucky strikes.
Una niña a la que cuidar.
Nos quedan dos días más de armado.
Vimos algo de lo que todo esto va a ser.
Nos palpita el alma.





martes, 19 de agosto de 2008

Perchero y Caña-pinza

Bárbara y Laura buscan en Once un recipiente donde guardar nuestra escenografía y una herramienta para maniobrarla en las alturas:



domingo, 17 de agosto de 2008

¨La materia es el crisol de la conciencia...
gracias a su resistencia nos hace crecer¨
T. Chardin

Cierta calma


aún sabiendo cuanto falta
aún queriendo modificarlo todo a cada ensayo
aún con estas cosquillas en la panza

miércoles, 13 de agosto de 2008

Un mes

A un mes del estreno podemos decir que:

-Aún no nos cansamos de nosotros mismos ni de los otros
-No ha habido ningún romance dentro del equipo
-Aún no sabemos si alguien piensa subsidiarnos
-No ha habido, tampoco, insultos ni piñas ni escupitajos
-Aún no tenemos la escenografía
-El vestuario ha sido entregado en un 50%, el otro 50% aún es un misterio
-El diseño del flyer es un enigma con el que estamos lidiando día y noche
-Ninguno de nosotros ha perdido o ganado visiblemente peso
-Ninguno comenzó a drogarse durante el proceso de ensayos
-Tenemos un niño/a en camino
-Contamos tres mudanzas
-Sólo dos de los integrantes del equipo se han separado de sus parejas

Body Heat - Flower Power


Back to backstage