sábado, 18 de octubre de 2008

culturAR.com- Hablemos de amor

Del frío desgarrador de Alaska al calor sofocante del trópico, Agustina Muñoz estrenó una nueva pieza: El calor del cuerpo, en la que los personajes, ahora también masculinos, hablan de amor.

La primera obra con la que Agustina Muñoz se dio a conocer el mundo transcurría en el polo. Por Las mujeres entre los hielos, esta joven autora y directora recibió, a los 21 años, el primer Premio Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional del Teatro. Dos años transcurrieron desde entonces y miles de kilómetros entre el escenario que eligió para aquella pieza y la que acaba de estrenar: El calor del cuerpo.
Dos mujeres descansan al sol y en tono monocorde, como el que caracteriza las conversaciones al ritmo de las olas y el intento por lograr un bronceado, comienzan a hablar de amor. Entre reflexiones profundas y triviales transcurre esta escena bien recreada.
En Las mujeres entre los hielos, los personajes miraban al horizonte y recordaban antiguos amores y frustraciones. Una playa tropical, visitada por miles de personas, es también un lugar desolado para los protagonistas (Cecilia Rainero y María Villar) de El calor…, signado por las relaciones efímeras, como el breve paso de los turistas. Pero Muñoz incorporó esta vez a dos personajes masculinos que prestan su voz y también hablan, a su modo, de sus sentimientos. La psicología de ambos sexos, con sus clichés y ocurrencias, se plasma en estas criaturas con las que los espectadores se sienten identificados.
Las sensaciones, el color, el gusto y aroma de las frutas, la música, y las caricias, parecen despertar por momentos a los personajes de aquel sopor al que se han confinado.
Lucas Ferraro y Eduardo Iacono completan el elenco y el artista plástico Manuel Ameztoy creó esta atmósfera por donde transitan fantasmas del pasado e ilusiones de un futuro de a dos.

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